La cafetera napolitana (en Nápoles llamada “cuccumella”) produce un café de cuerpo ligero y sabor pleno. Preparar un café con ella significa reproducir un ritual doméstico hecho con lentitud y celebrado por muchos napolitanos ilustres.
No olvidar lavar bien la napolitana con agua caliente y, si es necesario, añadiendo un detergente delicado. Después secarla cuidadosamente.
La cafetera napolitana se inventa en Nápoles, a partir de la primera cafetera de filtro construida en 1691 por Du Belloy. Se desconoce el nombre del inventor.
En la ciudad el uso del café se difunde a finales del siglo XVIII, gracias a un libro del gastrónomo Pietro Corrado, que contenía una canción en defensa del café. Éste era presentado como bebida de la hospitalidad, la amistad y el buen augurio.